Aquí en San Marcos existe una costumbre maravillosa: reunirse por razones "metafísicas"
Es una costumbre de ciclo anual: en el verano, con el aluvión de turistas y el aumento de las distracciones exteriores, casi no hay de estas reuniones. A medida que los vientos fríos regresan desde el Sur, alejando a los forasteros distractores, los sanmarquinos filósofos van siendo reunidos como (y entre) las hojas secas, en pequeños remolinos en la plaza, en la calle y en los bares. Ahí se van formando los nuevos grupos de amigos que se pasarán visitando unos a otros el resto del año. Finalmente, cuando el frío ya sopla en los huesos, esos grupos se reúnen cerca de alguna salamandra en alguna casa para pasarla bien hablando de... bueno, de cualquier cosa. Pero "filosóficamente".
Tal evento, la primera salamadra prendida para recibir al primer grupo de amigos para hablar del sueño premonitorio del Ovni que emanó un Rayo Violeta sobre el astral de Gaia bajo el Trígono de Eris con Vulcano como reflejo del hexagrama 64 del Caminante del Cielo, constituye para mí el verdadero inicio del invierno. El inicio social del invierno.
Y es que no hay que olvidar que estamos en la capital uraniana de Argentina, por más que otros sigan insistiendo en que tal capital es Capilla del Monte. Por ejemplo, no sé si en Capilla existe esta costumbre tan marcadamente como aquí. A pesar de ello, reconozco a los capillenses el astral superior de su ciudad, pero... ¡que vivos! ¿quién puede contra el Uritorco? En San Marcos, ese astral lo creamos nosotros mismos... y justamente, estas reuniones funcionan como fábricas de esas energías que compiten contra el Uritorco - en una batalla perdida desde el vamos, obvio. Yo siento a los mutantes capillenses como recostados perezosamente en la poderosa energía del gran cerro, mientras que los mutantes sanmarquinos van generando su caótico astral a pulmón, en medio del humo místico de los fuegos del invierno.
Pulmón y humo... mala combinación.
En San Marcos, uno reconoce a quien ha estado en alguna de esas reuniones inmediatamente, no tanto por la cara de iluminado ni por el aura de 3 metros, sino por el olor a "los humos" que se le pega en la ropa y en las crenchas.
Y es que, por alguna razón, en estas conversaciones siempre hay humo. Y mucho, eh? No se vaya a creer...
Humo de la cocina, del hogar, de las velas, del fuego sacrificial, de la fogata del arrope y de los cigarros.
Esta mortal combinación se va volviendo paulatinamente agobiante e inspirador al mismo tiempo; luego de un par de horas de aspirar esta mezcla alquímica, todos comienzan a decir pavadas y a escuchar más pavadas aún. Y seguiría así, indefinidamente, si es que no fuera porque a algún iluminado de turno se le ocurriera la magnífica idea de combatir esos humos prendiendo un incienso.
De las cabezas también suele salir humo. Por lo menos en las reuniones que me tocan a mí.
Y es que me tocó un lujo de grupo en cuya base está José Luis D'Amato y Eduardo Marcuzzi. Alrededor de la cerebro-cómica mesa de José Luis van y vienen, desde cerca y desde lejos, montones de personajes de los más interesantes, así que este grupo es dinámico, impredecible... y muy divertido.
Anoche éramos cuatro: José Luis, Eduardo, un nuevo José y yo.
En un momento dado, la conversación se volvió subrepticiamente seria, y los humos se dispersaron por un tiempo.
Una preocupación constante de este grupo es el rumbo de la humanidad, de la Tierra. Hay quienes ven en la explosión tecnológica un gran peligro, en el sentido de apagar la sensibilidad de las personas.
¿Que pasaría en un mundo donde la tecnología, tal como la conocemos, no existiera?
Este tema ya lo traté alguna vez; personalmente, pienso que cuando el pensamiento lógico no puede avanzar, la percepción sigue avanzando de cualquier manera.
Supongamos un mundo donde no existe la posibilidad de avances tecnológicos tal como lo conocemos; por ejemplo, un mundo de agua donde sólo hay seres sin manos, como unos delfines. Tras millones de años, seguramente esos delfines llegarían a tener todos los avances "tecnológicos" por pura percepción. Un buen ejemplo de ello son los Maestros actuales de la humanidad, que hacen cosas tales como viajar instantáneamente de un lugar a otro, o comunicarse telepáticamente, etc. En algún sentido, son avances "tecnológicos" pero sin tecnología.
El pensamiento lógico no es la única manera de desentrañar los secretos de la Naturaleza. Antes del pensamiento lógico se halla la percepción, común a todos los seres de todos los mundos.
Krishnamurti mismo dio pruebas de tales poderes en vida: afirmó - unos 50 años antes de comprobarse científicamente - que las neuronas se regeneraban, cuando la ciencia afirmaba que tal cosa era imposible. El no necesitó de ensayos clínicos, ni de largos estudios de neurología: lo percibió directamente.
Con seguridad hay mundos enteros con civilizaciones perceptivas, no científicas.
Pero en mundos como éste donde el pensamiento lógico sí existe, lo tecnológico no tiene por qué apagar la sensibilidad.
Algunos ven a la mente científica como un peligro para la humanidad - y hay razones para pensar así. Pero creo que esas personas no están viendo el proceso total de lo que está pasando en el mundo.
¿Y qué está ocurriendo en el mundo?
Pues una explosión de la percepción.
Es una explosión de la percepción de TODA la vida de la Tierra, pero a través del ser humano.
Esta explosión sucede en dos niveles, una muy evidente y la otra que pasa muy desapercibida.
La primera explosión perceptiva es la científica: ahora nosotros estamos mirando muy hondo en el Universo y muy dentro de los átomos. Nuestra percepción se ha expandido hacia afuera, y los conocimientos derivados de ello constituyen todos los avances tecnológicos que nos rodean.
Son parte de esta explosión perceptiva hacia el exterior millones de científicos.
La segunda explosión perceptiva es mucho más secreta y consiste sólo de unos cuantos individuos en todo el mundo: es la percepción hacia dentro de la mente humana. Explosión que fue comenzada por los pre-buddhas, seguida por el Buddha y Krishnamurti, y que seguirá con los mutantes y buddhas del futuro.
Los pocos en el mundo que expanden la frontera perceptiva humana hacia adentro tienen la enorme responsabilidad de contrarrestar los efectos destructivos de la explosión exterior. Esos efectos destructivos son inevitables, por otra parte, hasta que los mutantes tomen el poder.
Así pues, tenemos esta aparente doble explosión de la percepción sobre lo exterior y lo interior, pero en realidad, ambas son UNA SOLA explosión perceptiva.
Finalmente, los mutantes - los encargados de la expansión interior - tomarán las riendas del poder generado por los científicos, y entonces este proceso culminará en un mundo donde la alta tecnología no será diferenciable de la misma Naturaleza.
Este proceso - la gradual toma del poder económico, científico y cultural por parte de los mutantes - es algo que ya está pasando, pero seguirá siendo inadvertido hasta que sea muy tarde para los "normales" que se opondrán a ello.
La conversación giró luego hacia la relación entre lo mágico y lo tecnológico.
Estar rodeado de toda esta tecnología, ¿apaga la magia de la vida cotidiana?
Evidentemente, las nuevas generaciones se están alienando con tanto aparato que les rodea: las computadoras, TV, móviles, etc. absorben la atención de los jóvenes desde muy pequeños, y así ellos pierden contacto con su interior, y con los estáticos, aburridos árboles.
Pero ¿qué sucede cuando uno suma ambas cosas?
Pues que la Magia se expande, utilizando el poder de esos objetos para más magia.
Les comentaba a ellos que cuando yo tenía unos 22 años, en plena dictadura militar en Argentina, mi generación se había convertido en fugitiva.
No teníamos dónde ir, nada que leer, nada que ver, y cuando salíamos a la calle, constantemente nos molestaba la policía. Bajo esas circunstancias en que lo exterior dejó de ser una opción para nosotros, nuestra energía se volcó a lo interior, y así nuestra vida se transformó por un tiempo en un cruzar rápidamente las calles para encontrarnos en las habitaciones-refugio de entonces, donde hablábamos mucho de temas religiosos y filosóficos... una especie de reuniones sanmarquinas pero obligados por las circunstancias.
Esto produjo - al menos en el medio que me tocó vivir - una explosión de espiritualidad íntima y luminosa, que extraño hasta hoy día.
Grandes energías acudían a esas pequeñas reuniones de jovencitos asustados, que miraban la vida con el asombro y la intensidad de los perseguidos.
Y sé que esto pasó en toda Argentina.
Mucho más tarde, con el advenimiento de Internet, hice otro descubrimiento: los cambios de conciencia, los estados meditativos compartidos podían suceder también a través del chat.
Esto es lo que yo entiendo como "expansión de la Magia" a través de la tecnología, algo que muchos consideraban incompatibles.
En realidad, no sé por qué me asombré tanto al descubrir eso, si ya me había pasado tener conversaciones meditativas por teléfono... ¿y cuál es la diferencia entre el teléfono y el chat?
Muchas veces, uno puede alcanzar esos mismos estados viendo un video de K... otra suma de tecnología y Magia.
Estábamos hablando de esto en medio de un ambiente intenso cuando comencé a sentir una inquietud y tomé mi móvil sin saber para qué. En ese momento me llegó un mensaje: era alguien que decía que estaba leyendo a Krishnamurti y que se había acordado de mí.
¿Casualidad? Puede ser... pero me pareció una pequeña demostración de lo que estábamos hablando.
Y así pasó otra charla sanmarquina más.
Afuera, en medio de la noche, caía la lluvia que hacía que todos - plantas, animales y seres humanos - tuvieran un sentimiento de gratitud, y era un placer caminar sobre la tierra mojada y feliz, que por estos pagos son sinónimos.
Eso sí, el olor a humo no se me va a ir ni en 3 días.
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sábado, noviembre 10, 2007
Las charlas sanmarquinas: Magia y tecnologia
Etiquetas:
Buddha,
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mutantes,
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San Marcos Sierras
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Estimado amigo, no te conozco, pero soy un viejo amigo de José Luis D'Amato y me gustaría volver a estar en comunicación con él.
ResponderBorrar¿Le podés decir que todavía me pica el sol en el hormiguero?
Que me escriba a
alberto@thefineartstudio.com
Gracias
Alberto Ozzimo
Alberto, recién descubro este posting tuyo, accidentalmente!!!
ResponderBorrarUn poco tarde (mayo 2009??? ups...) y seguro que ya te conectaste con José Luis, pero igual cumplo en informarle.
Saludos y espero que ya hayas salido del sol y del hormiguero... o no.
Gracias amigo por responderme. (No tiene ninguna importancia el tiempo que pasó) Todavía no me pude comunicar con José Luis. En este momento estoy en Bs.As. hasta el 13 de enero. Ya tenés mi e-mail y mis teléfonos son: 4300-1374 y 15 3171-2673.
ResponderBorrarGracias
Alberto