Las personas reaccionan distintamente a estas energías según su temperamento: algunos tienen explosiones de euforia (con su correspondiente bajón) mientras que otros sienten una incomodidad que los tiene a mal traer... algo así como una picazón sin lugar definido y sin poder rascarse.
Como esta configuración dura varios días el efecto se va acumulando. Finalmente puede explotar, y cuando lo hace es de mala manera, máxime cuando las personas son totalmente ignorantes respecto a cómo lidiar con estas oleadas de energías cósmicas.
Muchas veces, en forma inadvertida, se potencian los efectos explosivos de una configuración como ésta tomando drogas como alcohol, cafeína y Dios sabe qué, lo cual finalmente lleva a picos de euforia exaltada - y a estragos en la vida de uno.
En el Calendario Astrológico de este mes puse el ciclo marcando sólo los peores días (del 3 al 6) pero en realidad, todo el mes estará influido por esta cruz, como lo comento más abajo.
Bueno, eso es lo que pasa en el cielo... mientras tanto, ¿que pasa en la tierra?
En los pueblos chicos como éste los ciclos cósmicos pueden verse actuando con gran transparencia, mucho mejor que en una gran ciudad como Buenos Aires.
Esto se debe a que quienes viven en un pueblo conocen más íntimamente a más personas, y las noticias pequeñas, esas que en la ciudad se pierden a los 10 metros, aquí se difunden por kilómetros y durante semanas.
Una mañana salí a caminar hacia el pueblo. A pesar de que posiblemente yo sea uno de los pocos astrólogos del mundo que conocen profundamente los ciclos cósmicos de violencia, no advertí que ese día, en particular, todos los astros estaban echando humo en el cielo (literalmente)
Así que salí desprevenido, y me topé de frente con Venus en su máxima expresión.
Lo primero que noté fue cierta atmósfera demasiado azul. Más tarde, el olor a humo no me dejaría dudas: un incendio en la sierra.
Ese incendio causaría amaneceres y ocasos rojos como la imagen de abajo, durante 3 días.
Siguiendo por el camino, a lo lejos vi una imagen sumamente poética: una chica muy bonita caminaba como danzando, como distraída, con su ropaje hindú flotando en el viento primaveral mientras se ataba flores amarillas en el pelo, siendo seguida por un niño de unos 4 años.
Conmovido por tan bella imagen, me fui acercando gradualmente, hasta que la realidad me dió la primera bofetada del día: el niño lloraba de cansancio y hambre, ya que venían caminando bajo el sol... 3 km!
Ella parecía alteradita, como que no captaba bien la situación: quería seguir otros 3 km hasta el pueblo...Le di una mandarina al niño, y a ella le dije que esperara en la sombra a un auto que los llevara.
Seguí caminando solo, y un rato después, me crucé un conocido mío acompañado por un religioso, con una alteración mucho menos divertida: hacía un par de horas que habían invadido su terreno (siempre anda metido en líos de tierras) y lo habían amenazado de muerte machete en mano, así que venía de hacer la denuncia en la policía, etc.
Mientras me contaba su historia, pasó una camioneta a unos 200 km/h a metro y medio de nosotros, llenando nuestros ojos, narices y lenguas con el polvo reseco del camino. Entre la nube de arena y el humo de los incendios, en la cabina del auto pude entrever a la chica del camino en medio de un revoloteo de pétalos amarillos; y si no fuera porque estoy en San Marcos Sierra - donde las ilusiones ópticas abundan - apostaría todo lo que tengo a que el que manejaba era Schumacher en anfetas.
Al que no ví fue al nene.
Aprovechando el desconcierto y las toses, me despedí y seguí caminando ya preocupado por el clima que se sentía por todos lados. Al llegar a la cooperativa de la luz había gente adentro. El primero en salir de allí me saludó como si yo fuera el asesino de su madre (suponiendo que la amaba), pero adentro había más show: una mujer de enormes ojos celestes (con esclerótica muy roja) estaba discutiendo acaloradamente con los empleados del lugar. Afuera le esperaba su hija de 6 años con un precioso perrito. En un momento, la niña entró a la oficina con el perrito, y la mujer lo pateó con un alarido:
-Te dije que si lo metías lo pateaba!!! - causando más alaridos del perro, la nena y el mío propio (que me lo tragué)
Mientras yo calculaba fríamente en dónde podría enterrar el cadáver de la mujer sin dejar huellas, ella siguió haciendo irrespirable el aire de la oficina, y en un momento dado, cuando quedamos solos y tuvo que callarse, sentí alarmado cómo sus infernales ojos láser se dirigían hacia mí, hasta que en un aparente arrebato de lucidez, me dijo, zumbando:
- Es difícil controlarse a veces...
- A veces es difícil... - contesté, sacando la cabeza por la ventana, viendo si pasaba un OVNI de rescate.
Ya volviendo en el bus, oí comentarios sobre una persona que días antes "se había brotado" y - como corresponde a todo brote primaveral - se había trepado a un árbol, aullando como un mono.
La habían internado.
Finalmente llegué a la casa de una amiga, y le dije:
- No sabés la de cosas que me pasaron por el camino... olvidé que hoy era un día de alteración astrológica, y salí a hacer trámites como si nada...
- Aquí al lado se agarraron dos histéricas toda la mañana - me interrumpió con un rugido - estuvieron a los gritos hasta recién, y a mí me dejaron LOCA!!!
- Uuups...
Al día siguiente me enteré de varios accidentes automovilísticos que habían ocurrido en el pueblo durante la última semana.
Hablé con un chico que aún no estaba seguro de que estuviera vivo: iba en el acoplado de un tractor en la noche, cuando un auto los embistió de atrás, enviándolo a él entre las ruedas del tractor... pero salió de abajo con sólo unos raspones. Mientras me contaba esto, seguía palpándose, lo que delataba un notorio “efecto Ghost” post-shock.
Sin embargo, un amigo suyo que también iba en el tractor, no la sacó tan barata: a la fecha, sigue preguntádose si esa noche pasó algo, y por qué tiene lastimaduras en la cabeza. Paralelamente, tiene imágenes vívidas de su vida pasada como Ramsés II, lo que – y aclaro que esto es típico chisme pueblerino – le habría traído serios problemas matrimoniales: ahora quiere obligar a su mujer a fabricar pirámides de bosta seca de guanaco para vender en la feria de artesanías de la plaza.
Este accidente fue también muy comentado por la increíble casualidad que tiene a mal traer a los numerosos numerólogos de este pueblito new age:
¿¿¿qué significa que el velocímetro del auto que chocó contra el tractor haya quedado clavado en 133 km/h a solo 3 metros del cartel caminero que decia: "Velocidad máxima 30 km"???
"Evidentemente, hay algo con el 3", mascullan, preocupados.
Finalmente, ayer salí a caminar otra vez, cuando oí sirenas frenéticas.
- Noooo... y ahora que? - pensé.
Pasaron un móvil policial y otro de bomberos causando otra tormenta de polvo. Más tarde me enteraría que las tiernas brisas primaverales de esa esplendorosa mañana habían tumbado un árbol sobre un vecino (No es para reírse, ciertamente)
Hoy parece haberse calmado un poco allí arriba, así que aprovecho para escribir esto sin tanto miedo a que un golpe de tensión electrocute la laptop... pero los efectos de la configuración siguen, y seguirán todo este mes, en todo el mundo, no sólo en este pueblito encantador.
Que les sirva de advertencia ;)
Todavía me estoy riendo(aunque de las desgracias ajenas) que feo!! Vaya Advertencia!!y frente a esta descripción, nunca mejor dicha la frase... pueblo chico, infierno grande. ABRAZOS ;)
ResponderBorrarcagada de risa mal... a carcajadas y agradeciendo haberte leido
ResponderBorrarbeso grande
analau