Posteado en el grupo "Uranianos" luego de una meditación global, al día siguiente de los atentados de París
Como saben, ayer hubo una meditación global, y quería contarles algo.
También como saben, ayer fue un día agitado debido a los acontecimientos de París.
Personalmente estuve muy activo con ese tema durante todo el día, y si bien hubo un diálogo que produjo una atmósfera de claridad y paz con mi amigo Hugo, eso fue más bien una isla dentro de un mar tumultuoso.
La mayor parte del día fui un poco arrastrado por las pasiones y emociones que despiertan en mí estos sucesos. En parte, esto se debe a que considero al islamismo la mayor amenaza actual a la mutación (entre otras cosas).
Así pues, cuando llegó la hora de la meditación mi estado no era el mejor.
Casi inmediatamente luego de sentarme pude observar algo: afuera había una paz, una cadencia suave entre las hojas de las plantas, una brisa que ha estado presente en muchas meditaciones del pasado... pero yo no podía "conectar" con eso.
Debido a la agitación mental y emocional, sólo podía ser testigo de algo que sucedía afuera, no ser parte de ello.
Esto revela cuán filoso es el filo de la navaja por donde debemos caminar: por una parte, estar interesados por lo que pasa en el mundo, pero por otra, cuidándonos de que los huracanes emocionales no nos alejen de nuestra base, que son esos estados de paz con la naturaleza.
Cuando somos aislados de estas energías, lo malo ha logrado su propósito, por más que nosotros nos veamos a nosotros mismos como nobles justicieros Don Quijotes.
Permanecer en esa paz es lo único que puede terminar con las fuentes del caos, aunque se tome su tiempo.
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