martes, febrero 10, 2015

La doble hipocresía sobre la presunción de honestidad de los políticos

Las cosas deben cambiar: todo político debería ser considerado corrupto o pasible de corrupción hasta que demuestre lo contrario. Y por lo tanto, debe ser vigilado a cada paso que da.
Hasta cierto punto, es comprensible: las tentaciones y presiones a las que se enfrentan son sobrehumanas, y finalmente casi todos ceden.
Actualmente tenemos un sistema que presume de la honestidad de los políticos, gremialistas, etc. Esto ha fallado una y otra vez... por cada fallo, hay hambre, enfermos, muertos. ¿Hasta cuando?

El actual sistema que presume de la honestidad debe ser cambiado por otro que presuma de la deshonestidad a priori y actuar en consecuencia; se deben establecer los mecanismos de control para el que se presume que es un delincuente en un cargo público.

En casi todos los países los mecanismos de control y las leyes han sido establecidos por los mismos que luego ocuparán cargos: esto es como si un banco fuera diseñado por ladrones de bancos.

Lo lógico es oír a la calle, a la gente: dar por sentado que los candidatos a presidencia, parlamento, gremios, etc van a ir a por la plata, y en segundo lugar a beneficiar al país (por la gloria y/o porque esto les da más plata) porque esto es lo que ha sucedido y sucede en la enorme mayoría de los casos, especialmente en los países latinoamericanos.

De esta manera, un político que quiera ser electo a cualquier cargo, desde intendente de un pueblito hasta la presidencia, debería saber que será sospechado claramente de corrupción tanto él como todo su equipo, que serán vigilados como tales y que todos tendrán que demostrar que eso no es así. No existiría la doble hipocresía del político hacia el pueblo y del pueblo hacia los políticos.

Hasta ahora hemos hecho al revés, y así nos va con nuestros ángeles electos.



Algunos diálogos al respecto

Jose Antonio
Suena bien... , pero solo quitaría el síntoma, no la enfermedad.

Marcial
Claro, ni se intenta curar la enfermedad, sino sólo a coexistir con ella.
Digamos, el fin de la corrupción está en cada uno, pero hasta que eso actúe a nivel global... pueden pasar muchos años. Mientras tanto, quizás sea mejor arrojar las máscaras y que los políticos y la gente se trate entre sí como se tratan en la intimidad.
Familiarmente damos por sentado que los políticos son corruptos, y los políticos en la intimidad tratan al pueblo como al bobo que hay que mantener engañado.
De esta forma todo seguirá enfermo, pero por lo menos estaremos sincerados con lo que es.

Jose Antonio 
Por sentido común es preferible desde luego.


Marcial
Siempre pienso en el ejemplo de las cárceles. Considerando la fauna que vive allí, relativamente hay poca delincuencia*
Y esto por que?
Por que ahí sí nombramos a las cosas por su nombre:

"Vos sos un tipo peligroso" "Si me descuido, me vas a matar" "Si te pasás de este limite, te va a pasar esto"
Eso es mirar a los ojos, ver la realidad en forma directa, sin malinterpretaciones.
Pero en la política no actuamos así.
"Honorable Cámara de Senadores". "Excelentísimo HDP", etc.
Están protegidos por las bandas que les cruzan el pecho, las condecoraciones, los doctorados.

*Me refiero a países con buenas cárceles. En los otros, hasta esto funciona al revés: son universidades del crimen donde el estado paga por la formación de sus futuros verdugos. Y es que la corrupción pone patas pa'rriba a todas las cosas.



Me gustó este resumen de la nota hecha en inglés por Seusen, al compartirlo en Facebook:

About the innate corruption of our politicians...so much temptation around, so it s quiet natural to become corrupt! Just to tell them that it s ok...that we re watching them, jjj...but to please not to presume honesty,jj

Sobre la innata corrupción de nuestros políticos... tanta tentación alrededor que resulta natural volverse corrupto! Sólo decirles a ellos que está bien... que estamos vigilándolos... jjj... pero por favor, no presuman de honestidad jj





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