martes, marzo 07, 2017

Una pena, Argentina. O una pena argentina.




Una pena, Argentina.

La huelga de maestros fue un éxito. Bueno, relativamente. Viendo la magnitud y la carga emocional que tuvo uno tiene la sensación de que la balanza se está inclinando otra vez hacia un costado. Y no es un costado exitoso, digamos, porque a partir de ayer el regreso del peronismo al poder ya no parece tan lejano.

Y los que soñaban con el fin del peronismo de una vez por todas en Argentina, pues seguramente tuvieron un feo despertar al caerse del catre.
Buen día, compadre, un matecito? Quédese ahí en el sopi nomái que se lo cebo ahí mesmito, y anotíciese 'e la realidá.

Es así, chiquitos: desde ayer tenemos al peronismo y a los inmaculados gremios por mucho tiempo más, gracias.

Parte de la culpa la tuvieron los del PRO al prometer solucionar la catástrofe inminente en 6 meses. Era imposible y lo sabían, pero querían ganar con demasiada vehemencia como para correr riesgos siendo sinceros con la gente.

Aquí Rajoy prometió 3 años duros en su primer campaña electoral, y cumplió. Pero también los españoles cumplieron: oyeron lo que dijo, vieron que la cosa estaba jodida, se arremangaron sus peludos brazos y soportaron con su temple proverbial, que les permitió aguantar también la enorme corrupción del PP.
Y como resultado, ahora España está liderando el crecimiento europeo y Merkel habla de constituir un "núcleo duro de la UE" con España en el centro.
Toma ya.

Pero en Argentina, mientras tanto, ni Macri se portó bien con la gente al mentirles, ni los argentinos se han arremangado para salir de la situación heredada con el aguante español. Y eso que tenemos tuitos los genes, eh.

Y la verdad que este conjunto de cosas no es esperanzador. Al contrario, es una pena para los que queremos a Argentina.


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