sábado, octubre 21, 2017

El recurso político de la "tribalización" explota la tendencia natural de proteger al débil




La tribalización es un recurso muy recurrido por quienes quieren construir una parcela de poder.
"Somos diferentes de los otros, y los otros nos han oprimido por demasiado tiempo ya"
Esta es la esencia.
Es el discurso básico que empleó un austríaco en una cervecería de Munich delante de unas docenas de loquitos y que años más tarde terminaría en una carnicería mundial.

Actualmente se usa para crear nuevos nacionalismos reivindicativos, y lo cierto es que la táctica sigue funcionando de lo más bien.

La simpatía por los débiles es, en muchas personas, instintiva y automática y los políticos explotan esta veta inagotable.

Queremos ver a los boxeadores más débiles ganar al fuerte.
En los mundiales de fútbol la gente simpatiza con Costa Rica y no tanto con Alemania.
En la guerra contra Chechenia, Rusia es el antipático porque es el poderoso; pero si la guerra fuera contra USA la tendencia sería a simpatizar con Rusia porque USA es superpoderoso. Y así.

Y esto no es desde ahora, sino que viene desde hace mucho: David es bonito y simpático y Michelangelo le hace una estatua; Goliath es feo y antipático y es caricaturizado.

Hay grandes sectores de la población que no están dispuestos a ver que a veces los débiles también se equivocan, o que se puede ser débil y malvado al mismo tiempo. Y viceversa: les resulta absurdo pensar que el poderoso pueda ser bondadoso y correcto... "¿millonarios buenos? No me hagas reír."

Quizás sea por una cuestión genética, o quizás por condicionamiento cultural, o por tantas pelis de Hollywood donde los débiles buenos se oponen al fuerte malvado y siempre ganan... o una mezcla de todo eso, pero lo cierto es que funciona como un condicionamiento muy activo de la que la gente no es consciente en absoluto, y que los políticos y sus agencias de propaganda explotan muy bien.

Y ojo que no estoy diciendo que no haya poderosos malvados ni débiles buenos, que estos casos también se dan, obviamente. Y en abundancia.


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