domingo, noviembre 11, 2007

La reencarnacion de la entidad y los pensamientos

Durante la caminata de ayer a la tarde me encontré con una mujer a la que parecía que le habían pasado todas las desgracias de este mundo. Es decir, las peores.
En su aún joven rostro, alguna vez fresco y alegre, parecían incrustados los sufrimientos pasados y presentes, y su mirada parecía contemplar un abismo de tristeza.
Sin embargo, ella estaba rodeada de una energía muy bella de la que no parecía estar consciente.
Junto a otra amiga seguimos caminando hasta un cerro en cuya cúspide habían puesto un santo de nombre ridículo, dentro de un nicho de piedra.
Allí nos sentamos a hacer silencio a la caída del sol.
Desde ese cerro se veían las primeras estribaciones de los Andes, muy lejos después de la gran llanura que había en el medio.
Luego de la meditación la energía "buena" que parecía rodear a esta mujer se acrecentó. Volvimos caminando en una nube, pero ella seguía sumida - y con razones de peso - en su propio precipicio de dolor.
En su casa había un altarcito con un gurú de la India que detesto particularmente. Su fe en el estafador parecía incólume, y le prendió una vela delante de nosotros.
Cuando salió un momento de la habitación, tuve un instante de rabia y señalando con el dedo a la fotografía del gurú, le dije: "Esto va a caer sobre vos, imbécil" - refiriéndome a la confusión que él ayudaba a crear en la vida de esta buena persona.
En realidad, el gurú mismo debería ser objeto de compasión, pero por alguna razón - igual que me pasa con los nazis, comunistas, o dictadores varios - no puedo sentir tal cosa cuando se trata de estafadores de esta calaña.
No es la primera vez que me topo con sus "devotos" que, siguiendo sus enseñanzas, se vuelven insensibles a las energías que les rodean, aunque estas energías sean buenísimas. Hace poco observé lo mismo en otra persona; a pesar de la intensidad de la luz que la rodeaba, la cantidad enorme de pensamientos que este gurú fijaba en sus cabecitas las embotaban para sentir las dimensiones sutiles.
Tengo que hacer notar que no es ley que todos los devotos del gurú tengan buenas energías alrededor de ellos; sino que es más bien la excepción. Ese gurú parece apagar todos los fuegos de sus seguidores, en "compensación" por los que le prenden a él.

Durante la charla que tuvimos tratamos el asunto de la reencarnación, que también habíamos tratado el otro día en la reunión de amigos.
Hablamos de que existen los pensamientos acerca de una persona, las imágenes de ella, que se suman al total del pensamiento humano. Esta masa de pensamiento es una sola, y Krishnamurti la llamó "la corriente"
Dentro de esa corriente está Cleopatra, por ejemplo, y puede que esos pensamientos "reencarnen" en alguien cuando llega a los 3 años - edad en que parece que los niños abandonan su beatífico estado de percepción y entran a la corriente de imágenes.
Pero eso no significa que esa niña sea Cleopatra. La entidad egipcia que originó las imágenes de Cleopatra es tan diferente de esas imágenes como cualquier otra. Es decir, en nosotros existe "algo" que nos une y diferencia a la vez. A cierto nivel - mucho más allá de los pensamientos - existe un vacío perceptivo que es el mismo que está en toda la Naturaleza, y que nos une a ella esencialmente. A pesar de que tenemos esa esencia común, de alguna manera - incomprensible para el pensamiento - también estamos diferenciados, de tal forma que yo no sé qué está percibiendo la hormiga bajo la tierra, ni otra persona al otro lado del cerro.
Así que el "yo" tal como lo conocemos, encarna realmente, pero se trata de una entidad ilusoria formada por miles de recuerdos que se irán desvaneciendo con el tiempo, en el caso de una persona de vida vulgar, o se irá acrecentando y fortaleciendo, como en el caso de personas famosas que dejan una gran huella en el pensamiento de millones.

La otra entidad, la "vacía", es experimentada de muchas maneras: en estados meditativos, drogas, viajes astrales o experiencias cercanas a la muerte. Esta entidad también tiene su memoria, pero esta memoria es muy, muy diferente de la otra.
Los recuerdos de la infancia son muy diferentes a los recuerdos de vidas pasadas. Estos últimos carecen de detalles pero son más profundos. Parece ser que las experiencias por las que pasamos dejan una doble huella en nosotros: una, en la memoria cerebral, biológica. Otra, una "impresión" que puede funcionar como memoria pero cuya naturaleza es completamente diferente a la memoria cerebral.

Tanto la entidad real, perceptiva, como la entidad ilusoria hecha de pensamientos, reencarnan a su manera. Así que no sólo es que reencarnamos, sino que existen múltiples reencarnaciones de una misma persona. Pero una sola es real. La reencarnación de los pensamientos e imágenes es tan ajena a la entidad profunda como puede ser la "reencarnación" de nuestros órganos en gusanos de cementerio.

La reencarnación de la entidad vacía (si es que puede llamarse así, las palabras no alcanzan) tiene un sentido que uno ha de descubrir, y que tiene relación con toda la Vida.

Esta conversación nos hizo mucho bien a los tres.
Todos habíamos pasado por la vecindad de la muerte y del amor de una u otra forma, y cuando uno ve las cosas tal como son, la paz es inevitable.



4 comentarios:

  1. bueno esta muy bien tu foto pero; si la actualizas podrás seguir haciendo que mire de la misma manera.

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  2. Anónimo... me parece que no miraste la foto durante suficiente tiempo... ;)

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  3. Hoy he visto este video sobre unas gemelas que tienen el cerebro conectado y si a una le haces cosquillas la otra se rie.

    Da un poco de pena porque las someten a un montón de test y experimentos.
    Gemelas

    Pero me ha hecho pensar que en un caso así dependiendo de la cantidad de cerebro compartida habrá algún punto límite de percepción del yo. Si es que esa sensación de yo está en el cerebro.

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  4. Interesante, Cancerpiscis... mira, que el "yo" reside en el cerebro es bastante fácil experimentarlo incluso por vías químicas.
    Cualquier detención más o menos prolongada del pensamiento aniquila esa ilusión como aniquila muchas otras estructuras ilusorias en un destello de vivencia pura.

    Por eso son tan populares las drogas o las emociones intensas (sean deportivas, guerreras, sexuales, políticas, etc)

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