De una charla sobre ricos y pobres.
Vamos a los ejemplos concretos, siempre iluminadores.
Hay una tribu en Africa. Unas 1000 personas.
Un día, un grupito de esa tribu decide separarse e ir a explorar un poco más lejos y comienzan un viaje al norte.
60.000 años después, los dos grupos han tenido historias muy diferentes: el grupo que se quedó está más o menos igual, no ha variado mucho en nada.
El otro grupo, en cambio, pasó por todo: se destiñeron, se cruzaron con Neanderthales (unos primos que salieron aún antes y les pasaron genes que les ayudaron a sobrevivir en el frío) acumularon conocimiento y riquezas, formaron y destruyeron imperios uno detrás de otro y sus descendientes terminaron pisando la Luna.
Entonces nacen dos niños: uno en la zona rica de Manhattan, digamos, y otro en la misma tribu original, donde la esperanza de vida es baja, la mortalidad infantil muy alta, etc.
Ambos comienzan sus vidas en forma muy diferente, pero esa diferencia no se debió necesariamente a la explotación del primo sedentario por parte del imperialista primo aventurero; antes de reencontrarse por primera vez luego de decenas de miles años ya existía un abismo de civilización y avance tecnológico entre ambos.
Esta breve historia se puede aplicar en montones de casos: a nivel individual nadie es culpable de nada, pero a nivel grupal, tribal si se quiere, se paga el precio de las buenas o malas decisiones de unos pocos - o muchos - antepasados. En ese sentido.
Si un hombre de la tribu sedentaria ve un día a sus primos de la tribu exploradora retozando en la Luna, sería injusto que les achaquen a ellos las razones de sus desventuras o que no puedan llegar a la luna: como individuo perteneciente a un grupo está pagando el precio de que un antepasado suyo, hace 60.000 años, no quiso formar parte del grupo explorador.
La vida es así para todos los animales del mundo: un cachorro nace favorecido o desfavorecido debido a la larga cadena de decisiones de sus antepasados.
¿Por qué iba a ser diferente para nosotros?
Y así es todo: vivimos haciendo apuestas que impactarán en nuestra descendencia todo el tiempo. Los italianos de una misma familia que deciden emigrar a USA, Venezuela o Argentina hacen sus apuestas y 100 años después sus descendientes dirán: "mi abuelo estuvo (o no) más acertado que sus parientes al decidir venir aquí y no allá"... y pagan el precio de esas decisiones lejanas. Pero lo más común es que el tano de Argentina y el de Venezuela le echen la culpa al tano americano de sus desventuras.
Ojo que no niego la existencia del imperialismo y la explotación, pero creo que este otro factor es muy poderoso y actúa a sus anchas precisamente por ser invisible, por ser tan negado.