lunes, junio 26, 2017
No tienes por qué respetar a las creencias
En realidad no tienes por qué respetar a las creencias.
Las creencias, en sí mismas, son una actividad de la mente fantasiosa.
Existen las creencias razonables (ej: no entiendo la teoría de la relatividad, pero creo que Einstein tiene razón) pero las religiones están en el rango de las creencias supersticiosas (ej: creo que en Trappist1 hay una civilización de seres maravillosos con 5 ojos que quieren tener hijos con nosotros)
La actividad crédula es altamente peligrosa porque, precisamente, no requiere de evidencia alguna para actuar. Y un día puede creer esto y al siguiente lo contrario, como se ha visto hasta el hartazgo en la historia.
Y mientras se cree o descree a discreción, la gente puede oprimir, agredir y hasta matar por esas creencias/descreencias.
"No es un problema creer que Dios existe. El problema es creer que sabemos lo que Dios quiere" - Mark Twain
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Escrito en una discusión sobre las religiones en el ABC (con algún agregado)
domingo, junio 25, 2017
Lo biológico como substrato de la violencia psicológica
Un PDF del Dr en Psicología Social Thiago Perez Bernardes de Moraes que es de lo más interesante para quienes gustan de la antropología. Se focaliza en la evolución como clave para comprender lo que comúnmente se conoce como "violencia machista" - término muy discutible porque, como veremos, tales conductas agresivas están presente prácticamente en todas las especies de mamíferos superiores, por ej.
Si bien la violencia en sí misma es algo diferente de la agresividad animal (en el PDF está muy bien explicado este último punto) la parte psicológica de la violencia tiene apoyo en el substrato biológico, y éste está fuertemente condicionado por lo evolutivo.
Como en otros casos donde el instinto es deformado por el pensamiento, por la cultura y tradiciones, la agresividad natural intrínseca a lo masculino ha sido deformado peligrosamente por las religiones y culturas hasta volverse un fin en sí mismo.
Por lo tanto, la comprensión de la violencia tiene una parte psicológica y otra parte biológica y ambas deben ser comprendidas no sólo intelectualmente, sino vivencialmente, es decir, viendo cómo esa violencia psicológica (no ya "machista" ni nada) actúa en nosotros en el día a día.
Pero la comprensión de la parte biológica nunca está de más y este PDF, insisto, tendrá su longitud pero hace un resumen formidable y claro sobre este punto.
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/37/thiagoperez.pdf
viernes, junio 16, 2017
El precio que estamos dispuestos a pagar por un instante de anestesia local
Respuestas y posts en Facebook sobre el evento "Being One" de Madrid.
Uno de los mecanismos a los que recurren estos tipos son idénticos a los de los deportistas: la simple distracción fuerte en un evento exterior. Cuando la gente tiene un área cerebral llena de conflictos cualquier concentración en otra cosa produce una calma momentánea de esa área, y eso funciona como un "consuelo" como dice Pablo, o "autohipnosis" o "escape" como diría Krishnamurti, pero con el pequeño agravante de que la zona ahora recargada para descargar la zona en conflicto se tornará, tarde o temprano, en OTRA zona más de conflicto empeorando así el cuadro general, a la larga.
El mecanismo es del todo similar a los que se dan un martillazo en el dedo para calmar el de la rodilla. Cuando uno termina momentáneamente con un dolor/conflicto la sensación inmediata es de "paz". Pero no es la misma paz real que se siente al terminar REALMENTE con un conflicto.
Las sensaciones de pseudo paz se pueden producir de muchas maneras: viendo una película, un deporte, noticias fuertes, haciendo deportes incluso de riesgo, yendo de fiesta, rezando, metiéndose en una secta, concentrándose en un mantra, practicando ajedrez, juegos online, sexo, militando en política, obsesionándose con negocios, etc.
O incluso peor:
Luego de la guerra de Malvinas apareció en Buenos Aires una revista de tipo militar cuya función real era la de reclutar a ex combatientes como mercenarios. Toda su contratapa y gran parte de su contenido tenía publicidad sobre eso, además de su tema teóricamente central: las armas.
Esto se hacía porque esos reclutadores sabían perfectamente que luego de una guerra existe un porcentaje de ex-combatientes que ya no podrían seguir viviendo sin la intensidad de una batalla.
Ya no podrían regresar a un taller, al campo, etc.
Esta es parte de la razón del alto índice de suicidios entre ex combatientes en todo el mundo; han sumado muchos conflictos por lo vivido y luego la vida sin batallas se torna en insoportablemente aburrida.
Una combinación mortal.
Es decir, cualquier cosa que adormezca un área cerebral en conflicto sirve para el sufriente, y mientras más conflictuado esté uno, más alto será el precio que esté dispuesto a pagar para aquietar esa área en conflicto; pagarán miles de dólares para que venga un idiota a decirle que todas las respuestas están dentro de uno, matará sus neuronas con químicos o incluso se jugará la propia vida si esas cosas le dan un instante de olvido.
EL PELIGRO DE LLAMAR "SENSACIÓN DE PAZ" A CUALQUIER COSA
El siguiente evento fue organizado por un tal Moll en España. Las entradas valían entre 800 y 1000 euritos. Luego todo terminaría en un quilombete.
En fin, otro más, y otros máses, que no entienden que el dinero y espiritualidad se llevan como el ortógrafo
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“Parte de la sociedad tiene un concepto de la espiritualidad como algo propio de locos, pero no es así; los autores (que asisten a 'Being One') no son charlatanes”, asegura Moll, de 37 años, que cambió el guion de su vida tras leer El poder del ahora hace poco más de un año, en plena crisis personal. “Organizar este evento no fue algo buscado. Me surgió una madrugada en Boston. Sentí una sensación de paz y de alegría muy grande dentro de mí. Y me lancé”, recuerda Moll.
El empresario es consciente de los prejuicios que rodean la espiritualidad y a sus gurús.
“Para mí el dinero es una energía viva muy potente. No veo por qué Cristiano Ronaldo puede cobrar mucho dinero por hacer su trabajo y estos escritores prestigiosos no”, razona.
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Razona, dice.