domingo, junio 14, 2009

Bella y misteriosa anecdota de Krishnamurti


El Rishi Konda, la montaña más destacada del Valle del Rishi

Muy pocas personas han viajado tan extensivamente como lo hizo Krishnamurti . En cada país, sus visitas, aunque relativamente breves, quizás varios meses en cada región, arraigaba largas raíces y las mantenía firmemente entre aquellos con los que entraba en contacto. Él nunca fue uno más de la lista casual de conocidos de quienes lo rodeaban, sino más bien, fue un foco único y memorable en la vida de cada uno.
Alguien cuya vida fue profundamente conmovida fue la joven estudiante de medicina Asha Singh, Asha Lee luego de su matrimonio con R.E. Mark Lee, ahora director ejecutivo de la Fundación Krishnamurti de América. Asha recuerda un incidente único en su relación con Krishnamurti.

AL: Yo llevé a mi madre para oír y ver a Krishnamurti por primera vez en Nueva Delhi, cuando era todavía un estudiante de medicina. Cuando lo escuché, tuve un fuerte sentimiento y comprensión de la verdad sobre la que Krishnamurti estaba hablando. La simplicidad, la belleza de la misma, me conmovieron.

EB: ¿En qué año fue eso, Asha?

AL: Eso sería en 1964. Ahí fue cuando empecé a ir a escucharle. Nunca he perdido ninguna de sus conferencias. Solía hacer mi trabajo en el hospital y después ir a escucharle en el club Constitution. Fui a la puerta de atrás del Pandal y me deslicé adentro, porque llegué justo antes de que comenzara a hablar. Yo permanecí en la parte de atrás, lo escuché, y enseguida salí y tomé un autobús para ir a casa. Cuando estuve viajando por el sur de Andhra Pradesh en 1965, visité la escuela de Rishi Valley. Ese viaje fue casi una peregrinación porque había estado escuchando a Krishnamurti y, a continuación, estaba yendo a su lugar ... el valle era tan hermoso, intacto. Había una escuela en el centro del valle con algunas aldeas y montañas alrededor, muy parecido a Ojai; rocoso y con el valle anidando con colinas en todo su alrededor. Pasé una semana o diez días en el valle y fue tranquilo y hermoso. Luego volví y completé mi post graduación antes de ir a Inglaterra, donde trabajé como pediatra. A mi regreso a la India me casé y me fui a vivir a Rishi Valley, eso fue en marzo de 1969. En noviembre, Krishnaji llegó, y aquel fue un periodo muy bello para mí.

EB: ¿Cuando regresó a Rishi Valley fue con el objeto de venir a vivir aquí?

AL: Sí, yo iba a vivir allí. Me convertí en el médico escolar y muy pronto los habitantes del pueblo de los alrededores descubrieron que yo era médica, por lo que empezaron a venir por tratamientos. Abrí una clínica para los aldeanos, así como para los estudiantes y el personal. La escuela tenía muchos jardines por lo que estaba encantada de arreglar las flores en su apartamento cuando Krishnaji llegaba. Temprano en la mañana, a las cuatro, o al final de la tarde después de que el sol se hubiera puesto, yo paseaba por los jardines y cortaba las flores de manera que estén frescas. Si los cortaba por la noche, los ponía en cubos de agua para mantenerlas hasta la mañana. Mi objetivo era ir a su apartamento antes de Krishnaji se despertara y deleitarlo con flores frescas. Solía subir en puntas de pie con estos cubos de flores, recolectar los jarrones con flores viejas de las habitaciones del apartamento y llevarlos a una puerta de la terraza oeste. Había suficiente luz temprano en la mañana, así que no tenía que encender las luces. Solía sentarme en la puerta y arreglar las flores. Las arreglaba en diferentes partes de las habitaciones, y luego retornaba a nuestra casa de campo, que estaba al lado.

EB: ¿Y Krishnamurti sabía que estaba haciendo esto?

AL: Yo también iba después para dejar papel de carta y lápices y llevaba el jugo hasta el apartamento. Bueno, lo que ocurrió después de dos o tres días es que cuando yo andaba por ahí, estaban todos desayunando, y el principal, el Dr. Balasundaram dijo: "Ven y desayuna con nosotros." Lo hice, y él le dijo a Krishnaji, "Ella es Asha, y ella es quien está arreglando las flores y trae el jugo en las mañanas." Así se dio cuenta de que era yo quien arreglaba las flores.
No sé si el incidente que voy a contarle fue antes o después de aquel desayuno. Una de esas mañanas, cuando yo estaba arreglando las flores, escuché como si del dormitorio (que estaba en la parte de atrás de la gran sala donde arreglaba las flores) ... escuché sonidos como si alguien se hubiera levantado, por lo que me quedé muy quieta. Consciente de que ésa era la habitación de Krishnaji, y que tal vez él se estaba levantando y no sabía que yo estaba allí, no quería asustarlo o molestarlo, así que me quedé muy quieta y paré de hacer lo que estaba haciendo. Entonces oí las zapatillas de madera que él usaba en la India; la Kharow que tiene un pequeño bulbo entre el dedo gordo y el resto de los dedos del pie. Cuando usted camina con esas zapatillas de madera, se puede oír la madera golpear contra el suelo. Escuché el golpeteo de sus pasos yendo hacia el baño. Me dije, "Sí, ahora él va a volver a la cama." Pero entonces siguió caminando y pasó por la habitación de al lado, que era como una sala de recepción donde suele tener reuniones y discusiones. Atravesó esa habitación y luego entró en la terraza delante de la sala en la parte oriental del apartamento donde me había sentado con las flores a mi alrededor. Me agazapé desde la zona iluminada a la parte oscura de la puerta para no sobresaltarlo. Me senté en silencio mientras pasaba en su camino hacia el comedor. Lo que vi fue sorprendente, porque no fue la figura de Krishnaji quien pasó. Fue una figura luminiscente inusualmente alta la que pasó. Él se veía como la figura del Buddha, con la misma estatura. Esta figura fue hacia la cocina y luego regresó de nuevo en unos minutos. Esta vez, mientras pasaba por la puerta de la sala, se detuvo, se volvió y sonrió, como diciendo, "Sé que estás ahí." Me quedé sentada ahí, completamente inmóvil. Yo no podía entender aquello en absoluto. No había miedo, era extraordinario. Fue algo muy hermoso.

EB: ¿Era Krishnamurti?

AL: Bueno, era Krishnamurti, porque ése era su dormitorio. Había llegado desde ahí, pasó por su cuarto de baño, fue de la terraza al comedor, cocina, y luego volvió otra vez. No había nadie más en ese apartamento.

EB: ¿Podría describir de qué manera él parecía ser diferente?

AL: Krishnaji es una persona muy esbelta, delicada, de pequeña estatura. Esta figura tenía al menos el doble de su altura y era más grande. Era como si hubiera una luz dentro del cuerpo. El rostro era muy pacífico y compasivo y parecía haber algo sobre la cabeza. A causa de haber visto pinturas de Ajanta, Ellora y otros lugares, me recordó al Buddha con aquella cabeza y figura. Me quedé sentada allí muy quieta durante algún tiempo, y luego recogí mis cosas muy rápidamente, y en silencio bajé las escaleras. Estuve temblando todo el camino. Le conté a mi esposo, Mark, lo que había visto, y nunca le conté a nadie más, porque fue algo tan sagrado que no quise denigrarlo por hablar de ello. La única otra persona a la que le conté, hasta ahora, fue Krishnaji, antes de su muerte. Fui a verlo. Pedí verlo en privado, como hacía todos los años. Tenía en mente una pregunta muy punzante. Le dije: "Krishnaji, quiero preguntarle sobre algo que he visto. No soy un tipo de persona supersticiosa, no suelo ver visiones, incluso si veo o escucho algo en la oscuridad voy y echo un vistazo, estoy apegada a los hechos y la realidad ". Le expliqué cómo estuve en su apartamento en aquellos primeros años, poco después de que me hubiera casado e ido a Rishi Valley, y cómo yo estuve sentada allí y lo que había visto. El se sentó con sus manos entrelazadas y su cabeza baja. Después de que hube terminado, miró y dijo, "Usted vio algo. ¿Por qué lo cuestiona? " Dije: "No lo estoy cuestionando porque lo vi, sólo estoy tratando de entenderlo. Pensé que tal vez hablando con usted podría explicarlo." Él dijo, "Usted lo vio, no hay otra explicación." Nos sentamos muy quietos mientras él tomaba mi mano y luego me fuí. Aquél acontecimiento ocurrido durante el primer año que estuve en Rishi Valley estableció en mí una relación con Krishnaji. Estaba presente algo más allá de lo común esa mañana. Cuando asistí a sus charlas sentía la presencia de algo extraordinario y estoy segura de que muchas otras personas también lo sentían.

EB: ¿Fue más una sensación, o un sentimiento que usted tuvo, o usted realmente vió o percibió algo diferente respecto a su estatura o su apariencia?

AL: Nunca vi de nuevo lo que vi en Rishi Valley, pero a menudo sentía como si allí estuviera la presencia de algo que no era de mi nivel, había algo extraordinario que se hacía presente.

EB: ¿Alguna vez ha sentido algo así antes o después?

AL: No, porque yo no estaba relacionada a templos, o sentarme a cantar, recitar. Yo estaba relacionada con mis estudios, estaba muy basada en la realidad. Esa es la razón por la que quería hablar con Krishnaji; porque no podía relacionar aquello a mi basamento en la realidad.

EB: Pero él realmente no lo explicó.

AL: No lo explicó, él sólo dijo que has visto algo, y si ves algo, por qué necesitas cuestionar lo que has visto, lo cual también es una realidad.

EB: ¿Existe alguna relación entre lo que usted vió y las enseñanzas de Krishnamurti?

AL: Para mí, sus enseñanzas representan la verdad, una verdad básica que está relacionada con la vida y el mundo, el ritmo del mismo, algo atemporal. Quizás algo de esa atemporalidad fue tocada, y eso fue lo que yo ví.